viernes, 16 de enero de 2015

Obligación de retablo para la Hermandad de la Soledad y ánimas benditas de la iglesia parroquial de Espera

AHPC. RETABLO SOLEDAD. BARAONA.

El 15 de abril de 1679 Fernando de Barahona firmó una escritura de aceptación para la realización de un retablo para la Hermandad y Cofradía de la Soledad y Las Ánimas Benditas. Las dos Hermandades se habían puesto de acuerdo para ello con el fin de ahorrar algunos ducados debido a la cortedad de presupuestos de que disponían1. Ambas Hermandades habían tenido un pleito desde 1625 ya que la Ánimas había colocado ese año un altar nuevo en el mismo lugar que compartía con La Soledad y pretendía que se pusiera en otro sitio2. El cura más antiguo de la parroquia debe hacer un informe sobre el número de retablos que existen en la misma. Al existir sólo dos, el del Altar Mayor y el del Rosario, y al no existir altar de Ánimas era necesario que lo hubiere.

Aunque la escritura de este nuevo altar se hizo en abril de 1679, y tenía cuatro meses para su terminación, todavía en 1693 el Visitador disponía que por cuanto “esta cofradía (Las Ánimas) tiene un mismo altar con La Soledad que hace unos trece años encargó un retablo nuevo a un escultor de Sevilla, que un hermano de cada cofradía vaya a ver lo que está hecho del retablo y que lo prosigan; que le pongan un marco encima del Sepulcro, para poner el cuadro de las Ánimas, y a los lados del sepulcro se pondrán dos imágenes, una de la Concepción y otra de La Soledad”. Ese retablo había sido encargado por ambas Hermandades a Fernando de Barahona, como decimos, en abril de 1679. En este mismo retablo debía colocarse el Santo Sepulcro, que en 1694 realizaría Alonso de Morales, artista portuense, con un coste 1090 reales y que doraría Diego de Armario, artista bornense, con un importe de 1900 reales y poniendo los cristales el carpintero espereño Francisco Barrera, que cobró 32 reales.